El mundo del periodismo vela las muertes de ROLANDO SANTIS, de Telecentro 13, y RAFAEL MUNGUÍA, corresponsal de Radio Cadena Voces. El primero fue asesinado en Guatemala por dos hombres encapuchados que comenzaron a dispararle desde una motocicleta. Mientras Rolando perdía la vida, su cámara Antonio de León, fue herido de gravedad en el incidente. Pero ahí no acabó todo, pues cuando los presentadores de Telecentro 13 estaban informando a la población sobre lo ocurrido, el canal recibió varias amenazas de muerte a través de llamadas telefónicas.
En un incidente similar fue asesinado Rafael Munguía, aunque en su caso se sospecha que “fue un grupo de sicarios quien le disparó ocho tiros con arma corta de 9mm”, anunció la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). El periodista había llevado a cabo una valiente labor de denuncia sobre el crimen organizado, y se considera que este ataque puede estar estrechamente relacionado con ello.
La SIP asegura que “la prontitud de las indagaciones permitirá saber si estos periodistas fueron asesinados en represalia por su labor, y si se silenció información que era relevante para la sociedad”.
Honduras, Guatemala y otros muchos países latinoamericanos están viviendo los efectos de un clima general de miedo e inseguridad, pero el hecho de que dos inocentes mueran en el ejercicio puro de su trabajo es la gota que colma el vaso. El presidente de la SIP, Enrique Santos Calderón, ha exigido a las autoridades que detengan esta clase de incidentes y que se reconozca a los responsables.
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